¿Por qué seguimos usando WhatsApp?

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El paso de los años nos ha hecho conocer nuevas aplicaciones de mensajería. Mientras tanto, WhatsApp ha ido mutando tras la adquisición por parte de Facebook.

Whatsapp se funda en 2009. Hasta ese momento, Messenger de Microsoft lo era todo. Condicionó nuestra adolescencia, jugábamos con nicks, utilizábamos los estados (no conectado, ausente, “perdida y me conecto”…) para mandar mensajes encriptados a intereses amorosos y amistades.

Era una época donde Facebook en todo el mundo y Tuenti en España, ya habían aterrizado. Y de manera innata, comenzamos a tontear con sus privados para comunicarnos.

Los sms aún no lo saben, pero están viviendo su canto del cisne. Con la llegada de WhatsApp quedarán reducidos a cenizas (y sobrevivir como mensajes de Correos y servicios de mensajería).

También había otra gran red social, la extinta Myspace. Pero era otro rollo: descubrimiento de música, lugar donde bandas y artistas de la generación millennial encuentran su plataforma: de Arctic Monkeys a Zahara. Los chats de IRC, los foros temáticos, los antiguos portales. Todos ellos también fueron masacrados.

Así era el mundo en el que habitábamos antes de Whatsapp. Más rudimentario, pero nos las ingeniábamos para estar 24/7 conectados. Pero entonces llegaron ellos: Brian Acton y Jan Koum. Los fundadores de Whatsapp.

Así se gestó WhatsApp

Jan Koum, un inmigrante que con 16 años dejó la Ucrania comunista (donde los teléfonos eran intervenidos de manera rutinaria y los compañeros de clase eran interrogados por burlarse de los políticos). A los 31 años dejó un trabajo en Yahoo! con suficiente dinero en efectivo para poner en marcha su propio negocio. Tenía mucho sentido que trabajara en la democratización de las comunicaciones telefónicas.

Se autoimpuso tres reglas mientras experimentaba con las primeras versiones:

  • Su servicio, desafiante, no llevaría publicidad,
  • No almacenaría mensajes y, por tanto, no pondría en peligro la privacidad de los ciudadanos individuales
  • Mantendría un enfoque implacable en brindar una experiencia de usuario sin trucos, confiable y sin fricciones.

Jan Koum se compró un iPhone en enero de 2009 y pronto se dio cuenta del potencial de la industria de las aplicaciones en la App Store de pocos meses de antigüedad. Quería crear una aplicación que muestre estados junto a los nombres individuales de los usuarios. Koum discutió la idea con Acton y ambos comenzaron a visitar a Alex Fishman para obtener más información. Pero ejecutar esta idea era imposible sin la ayuda de un desarrollador de iOS. Entonces, Alex les presentó a un desarrollador ruso, a quien encontró en RentACoder.com. El comienzo del viaje no fue fácil, pero abrieron camino como muchos otros emprendedores exitosos. Koum logró desarrollar la aplicación iOS e incorporó el ‘WhatsApp inc.’ en California el 24 de febrero de 2009.

Poco después de darse cuenta de la demanda de una aplicación de mensajería instantánea, WhatsApp 2.0 se lanzó en su etapa beta.

A la gente le encantó la idea de iniciar sesión con solo un número de teléfono y enviar mensajes a los contactos que usan Internet en lugar de los planes de SMS del operador. Los usuarios preferían mucho este posicionamiento incidental y la función de doble verificación de mensajes recibidos, ya que competidores como BBM de Blackberry eran exclusivos de Blackberry, y G-Talk y Skype de Google requerían que compartiera una identificación única para comunicarse con otros. Esto convirtió a WhatsApp en una aplicación de gran utilidad, y sus usuarios aumentaron a la friolera de 250.000 en solo unos meses.

El éxito y el crecimiento es exponencial. En 2010 aterriza también para dispositivos Android y en 2013 se convierte en una app de pago por primera vez: tras un año de uso, sería obligatorio volver a pagar para extenderlo un año más.

Esto generó bastantes quejas, pero creo que muchos pasamos por el aro porque la aplicación ofrecía mucho más de los que pedía. Además, la alternativa seguían siendo los sms.

Facebook compra WhatsApp

Todo cambia un 18 de febrero de 2014. Facebook compra WhatsApp por 16 mil millones de dólares con una promesa: devolver al status de app gratuita.

Con la entrada de Mark Zuckerberg comienzan los cambios constantes en la política de privacidad. La contrainformación y desinformación se cogen de la mano. Las publicaciones en medios especializados se multiplican. Y lo que le llega al usuario de la calle es distorsionado y muy ruidoso.

En España ha comenzado un pequeño declive con muchos usuarios mudándose a Telegram. Pero, ¿qué hay de cierto en todo lo que se dice sobre Whatsapp y su privacidad?

Nos ayudamos de una publicación del New York Times para que entiendas esta relación:

  • Se ha multiplicado la crítica contra de WhatsApp después de que la compañía publicó lo que parecen ser políticas de privacidad actualizadas. Algunas personas piensan que WhatsApp obligará a los usuarios de la plataforma de mensajería a entregar sus datos personales a Facebook, que es el propietario de la misma. Según la publicación del Times, la realidad es que las políticas de WhatsApp cambiaron de manera superficial y no de forma que se proporcionen más datos a Facebook. En resumidas cuentas, Facebook ya recoge mucha información de lo que la gente hace en WhatsApp.
  • Desde 2016, casi todos los usuarios de Whatsapp hemos compartido (normalmente sin saberlo) información sobre su actividad con Facebook.
  • Facebook conoce los números de teléfono que se utilizan, la frecuencia con la que se abre la aplicación, la resolución de la pantalla del dispositivo, la ubicación estimada a partir de la conexión a Internet.
  • Facebook utiliza esta información para asegurarse de que WhatsApp funciona correctamente y para, por ejemplo, ayudar a una empresa de calzado a mostrarte un anuncio en Facebook.
  • Facebook no puede mirar el contenido de los mensajes o de las llamadas telefónicas porque las comunicaciones de WhatsApp están codificadas. Facebook también dice que no mantiene registros sobre las personas con las que te contactas en WhatsApp, y que los contactos de WhatsApp no se comparten con Facebook”.

En definitiva, los usuarios que llegaron a WhatsApp después de ese 2016 han sido utilizados por Facebook para recopilar información sin posibilidad de negarse. Con la integración de Facebook, Instagram y Whatsapp, lo que ha buscado la empresa matriz es unir tu actividad en las tres grandes aplicaciones. Así, las zapatillas que miraste por Instagram te acabarán apareciendo en Facebook. Una empresa con un valor de 700.000 millones de dólares no se consigue haciendo amigos.

Y, ¿si nos vamos a la competencia?

¿Te imaginas que pasaría si un día, a lo ‘Black Mirror’, una web expone todas las conversaciones de WhatsApp?

Esta distopia (o al menos queremos creer que así lo es), más la proliferación de aplicaciones de la competencia, me lleva a plantearme una serie de cuestiones.

¿Los que se van a la competencia (Telegram o Signal) se quedan o regresan?

Según datos de Sensor Tower, Signal vio aproximadamente 7,5 millones de instalaciones en todo el mundo a través de Apple App Store y Google Play Store entre el 6 y el 10 de enero. Es decir, 43 veces el número de la semana anterior (el mejor dato semanal de Signal en el historial de la aplicación). ¿Sabes que había pasado días antes? WhatsApp había empezado a mostrar unos días antes un aviso en el que informaba a sus usuarios de cambios en sus condiciones de privacidad. Compartir datos en Facebook como el número de teléfono de sus usuarios, información de la cuenta, datos de transacción, metadatos, interacciones en la plataforma o información del dispositivo.

Paralelamente, Telegram registró 5,6 millones de descargas en todo el mundo los días posteriores a la polémica de WhastsApp. En términos mensuales, solo en enero de este 2021, Telegram ha conseguido superar los 63 millones de instalaciones en todo el mundo.

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