Una frase muy común que estoy escuchando estos días es esa de “2022 será como el punto donde dejamos 2019”. Como si 2020 y 2021 fueran dos páginas que se pudieran arrancar de nuestra vida. Creo que a muchos nos gustaría, pero las cosas no son así. Podemos extraer mucho de estos dos últimos años que además de la montaña rusa que hemos vivido, también nos ha dejado momentos para hacer introspección.
Estar en silencio con uno mismo no es algo que logremos cuando tenemos el piloto automático puesto, cuando damos todo por supuesto. 2020 rompió con nuestra rutina, pero en 2021 hemos tenido que recuperar esa normalidad. Y por el camino también hemos aprendido a apreciar la cotidianidad, las cosas mundanas, los abrazos y las tazas de café en una cafetería. Quizás hemos aprendido a ser más humanos (de nuevo), y menos máquinas programadas.
Éste año te propongo hacer un balance diferente: en lugar de medirlo por ventas, dinero, listas de “to-do” terminadas o viajes a Cancún; hacerlo por las cosas que poco a poco hemos recuperado eliminando el ruido de lo verdaderamente importante.
Con cariño,
– VICTOR ABARCA