La firma italiana da una lección de solidaridad navideña, cediendo su espacio publicitario a negocios locales.
Fundada en el año 1966 como una casa de moda totalmente enfocada en los productos de cuero y piel. Pero esta firma italiana viró su rumbo cuando en 2001 fue adquirida por el omnipresente Grupo Gucci. Desde entonces, Bottega Veneta amplificó sus miras y diversificó sus líneas de productos para abarcar tanto la moda femenina como la masculina. Y sin olvidar la cosmética, la perfumería en incluso los accesorios de decoración.
Los cambios de Bottega Veneta no son ajenos al presente, y hace tan solo uno un mes que la dirección creativa cambio de manos. Del diseñador británico Daniel Lee se pasó al belga Matthieu Blazy. El nuevo hombre fuerte de la marca perteneciente a Gucci venía con sus propias ideas, retomando la filosofía más localista. Una especie de regreso a sus orígenes.
Bottega Veneta ha cedido todo el protagonismo y espacios publicitarios a negocios locales y artesanales.
Fruto del pensamiento de la nueva dirección, Bottega Veneta ha sorprendido con su campaña publicitaria de Navidad. Una promoción a contracorriente de lo que suele ser la tónica general del resto de firmas que engloban la industria de la moda. Spots con estrellas de Hollywood copan las cadenas televisivas, muy al contrario que la apuesta de la marca italiana.
Bottega Veneta ha cedido todo el protagonismo y espacios publicitarios a negocios locales y artesanales. En asociación con 12 bottegas tradicionales que provienen de toda Italia. Especialistas en productos como las galletas Krumiri Rossi, la pasta Pastificio Martelli, la cerámica Orsoni y el papel Amatruda.
